Este tema nace desde la necesidad sentida por el cuidado exhaustivo de las personas delicadas de salud y que requieren de los servicios de hospitalización o el cuidado en casa.
Desde que llega una persona enferma al hospital siente temor, ansiedad, miedo a lo desconocido, con el agravante de la situación actual de la pandemia. Las personas piensan: ¿en manos de quién quedó? En manos de Dios y de los profesionales de la salud, que algunos lo recibirán con amor, se presentarán, se pondrán a sus órdenes y le explicarán los procedimientos.
Uno de todos los médicos se acercará con amor y con calidad humana a explicar cuál es el diagnóstico, que tratamiento darán y contactar a los familiares para mantenerlos al tanto. Otros profesionales no generan la misma sensación de calidez, en algunos casos es más importante el computador que la persona que tienen a su cargo, no se preocupan porque el paciente reciba el medicamento a la hora indicada, si sienten algún tipo de dolor al momento de aplicarle sus medicamentos, si llegaron los alimentos a tiempo y en general por su comodidad en medio de la estadía en el hospital.
Solo pueden ver al doctor o enfermera en la revista de rutina que deben hacer diariamente, cruzar un par de palabras con el profesional en ese corto periodo de tiempo, en la mayoría de los casos las preguntas se quedan sin respuesta y no encuentran solidez en sus consultas, que les ayude a comprender su situación.

En toda Institución hablamos de “Humanización” que hace referencia al abordaje integral del ser humano, la actuación del personal de la salud hacia el servicio del enfermo considerándolo en su globalidad, ofreciendo una asistencia integral con calidez y competencia, que respondan a las dimensiones físicas, emocionales, sociales y espirituales de las personas. Esto sería un gran paso para las instituciones, garantizando un personal comprometido y con vocación de servicio.
Todos somos seres humanos y debemos brindar atención personalizada, utilizar un lenguaje sencillo y comprensible, ayudar al prójimo a encontrar un sentido a su crisis, ser sensibles, cálidos, en pocas palabras ponerse en los zapatos del paciente y de su familia. Como paciente, algo tan sencillo como un saludo amable es una voz de ánimo, el cual le hace sentir que es muy importante y que en las manos de Dios y de los profesionales de la salud que están velando por su salud, es posible una pronta recuperación.
Frecuentemente se nos olvida que la persona que atendemos espera de nosotros que respetemos su privacidad, que no son un numero de cama o un diagnóstico. Todos los pacientes merecen respeto y valoran ser llamados por su nombre, que el personal se presente y salude cordialmente.
Algo muy importante es respetar a los pacientes con el silencio, en un hospital o clínica, más allá de ser su lugar de trabajo, el personal debe ser prudente respecto a lo que habla, discute y comenta con sus compañeros, ya que los pacientes escuchan este tipo de conversaciones, el paciente requiere descansar y a veces por el ruido constante por parte del personal de salud no pueden hacer. Las personas atendidas identifican la calidad del servicio a través de su propia experiencia humana: su expectativa es recibir un trato adecuado, digno y humano.
Tengamos en cuenta las siguientes habilidades y valores: sensibilidad, comprensión, tolerancia, capacidad de orientar y asesorar, capacidad de escucha, el respeto, la comunicación, la empatía, paciencia, autocontrol, dinamismo, creatividad y el reconocimiento que es el punto de partida para un excelente trato.
Quisiera resaltar algunos puntos del decálogo de un buen trato, entre ellos:
1. Cumplir con los deberes y obligaciones sobreponiéndose a las dificultades y al cansancio.
2. Conocer y vivir plenamente los principios y valores, convirtiéndose en ejemplo para los demás.
3. No se debe ofender o menospreciar a las personas, indiferente de su condición.
Para concluir, es importante que desde la posición de los prestadores de salud evalúen si están cumpliendo con su deber por vocación, si se está ejerciendo con calidad humana, con amor y ante todo con humanidad, cualquier persona puede requerir estos servicios, incluso los mismos médicos y en algún momento estarán del lado del paciente y la pregunta es
¿Cómo nos gustaría que nos atendieran si nosotros fuéramos los pacientes, si fueran nuestros padres, hijos o familiares?
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Marcos 12:31